pero gastó sus opciones
para comprar tiempo...
y lo hizo durar.
El deseo de vivir
del que nunca fue dueña,
porque el reloj es dueño
y el resto
inquilinos de un mundo viejo.
Sueños,
el mar,
y grasa de litio.
Sólo hace falta un ladrón
para que falte la verdad.
Aunque tenga razón lógica
igual desconfía de la verdad
detrás del movimiento del mar.
La urna jamás será balsa,
los recuerdos jamás serán abrazos,
no hay ayer
sólo que creemos estar recordando.
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