ἄσκησις

domingo, 9 de noviembre de 2025



Cuando era chico mi padre me decía que afuera no hay piedad, que la calle es como vivir en la selva, sólo sobrevive el más fuerte. Temí salir, intenté amoldar mi existencia a los espacios cerrados, donde dicen que viven las criaturas más seguras. 

En mi experiencia ha sido todo lo contrario, he encontrado abrazos de quien tendría que estar luchando por su alimento, oídos en seres que estaban escapando de algo, consejos de quienes lo habían perdido todo... 

En esos lugares llamado hogares, es donde el infierno ha latido más que los corazones que deberían haber estado amando incondicionalmente. Donde la luz tendría que haber vencido a la oscuridad. Donde el pasado debería haber sido las brazas en cenizas para encender la llama del deseo a futuro. 

El dueño de la verdad no estaba en lo correcto, sólo sabía vender su discurso para poder beneficiarse de la inocencia de los testigos. 

El respeto se gana, no se implica.

La fé se contagia, no se vende. 

Un brindis por los amigos que murieron de cirrosis. 


>El día que las escuelas religiosas dejen de ser privadas, tal vez considere, el volver a creer en algo<




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