nadie quiere hacerse cargo del perro roto,
los pocos que sí, tienen una ambición de empatía
que sobrepasa el deseo de cuidado.
conlleva cierto cinismo
esforzarse por cuidar algo
sólo para verlo morir.
Amor disfrazado de actuar
con la esperanza perdida en el pecho
Generar confianza
en la ferocidad
que lo único que puede hacer
es confiar y sangrar,
ubica al cuidador
en una posición de poder.
Es por eso que las decisiones
no tienen perspectiva
desde la herida.
La anticipación al duelo
amortigua el impacto
y deja espacio
para un nuevo paciente
sin perder del horizonte
mucho
de nada en particular.
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